Todo lo que necesitas saber sobre el pie de atleta

El pie de atleta es una infección micótica que afecta la piel entre los dedos y la planta del pie. Aparece con frecuencia en personas que usan zapatos cerrados, sudan mucho o comparten áreas húmedas como vestuarios. No es grave, pero puede ser muy molesto y, si se deja sin tratar, se vuelve crónico.

Causas y síntomas más comunes

Los hongos responsables, principalmente Trichophyton y Candida, se multiplican en ambientes cálidos y húmedos. Por eso, sudoración excesiva, ropa interior mojada o duchas sin secar bien los pies son desencadenantes habituales. Los síntomas típicos son picor, ardor, descamación y una ligera sensación de hormigueo entre los dedos. A veces aparecen manchas rojas o ampollas que pueden supurarse.

Si notas que la piel se vuelve blanca o grisácea y se despega fácilmente, es señal de que el hongo está avanzando. En casos avanzados, la piel puede agrietarse, lo que aumenta el riesgo de infecciones bacterianas secundarias. Por eso, detectar los primeros indicios ayuda a evitar complicaciones.

Tratamiento y prevención para acabar con la molestia

El tratamiento más efectivo son los antifúngicos tópicos de venta libre: cremas, aerosoles o polvos con clotrimazol, miconazol o terbinafina. Aplica el producto según las indicaciones, normalmente dos o tres veces al día, durante al menos dos semanas después de que desaparezcan los síntomas.

Si los remedios de farmacia no funcionan, o la infección vuelve, es momento de consultar al médico. Puede recetarte un antifúngico oral o una crema más potente. En casos de infecciones recurrentes, el profesional evaluará si hay alguna condición subyacente, como diabetes o problemas de inmunidad.

Mientras tanto, los cuidados caseros complementan el tratamiento. Sumerge los pies en agua tibia con vinagre (una cucharada por litro) durante 10‑15 minutos al día; el vinagre crea un ambiente ácido que dificulta la supervivencia del hongo. Secar bien los pies, especialmente entre los dedos, después de la ducha es indispensable.

La prevención es clave: cambia de calcetines al menos una vez al día, elige calzado que permita la ventilación y evita caminar descalzo en lugares públicos como gimnasios o piscinas. Si usas zapatillas deportivas, dales tiempo para que se sequen antes de volver a usarlas.

Los talcos antifúngicos pueden ayudar a mantener los pies secos y reducir la reaparición. También existen aerosoles desinfectantes para pulverizar el interior de los zapatos una vez a la semana.

En resumen, el pie de atleta se controla con una combinación de tratamiento farmacológico, buenas prácticas de higiene y medidas preventivas. No esperes a que el picor empeore; actúa pronto y vuelve a sentir tus pies libres y cómodos.

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