Infecciones fúngicas: guía práctica para reconocer y tratar los hongos

Los hongos son microbios que se aprovechan de la humedad y la piel caliente. Cuando se multiplican, pueden causar una infección que, aunque no suele ser grave, sí resulta molesta y a veces dolorosa. En esta página vamos a explicar de forma sencilla qué son las infecciones fúngicas, cómo saber si las tienes y qué puedes hacer para curarlas y evitar que vuelvan.

Síntomas y signos que no puedes ignorar

Los síntomas varían según la zona del cuerpo, pero hay señales comunes: picor intenso, enrojecimiento, descamación y a veces una ligera costra. En los pies, el famoso “pie de atleta” se manifiesta con picor entre los dedos y una piel blanca o amarilla que se despega. En la zona de la ingle aparece la tiña crural, que genera una zona rojiza con bordes bien definidos. La candidiasis, que suele afectar a la boca o la zona genital, produce manchas blancas y sensación de ardor.

Si notas estos signos y no desaparecen en pocos días, lo más seguro es que haya una infección fúngica. No esperes a que empeore, porque la zona afectada puede irritarse más y, en algunos casos, el hongo puede propagarse a otras áreas.

Cómo prevenir y tratar eficazmente

La prevención empieza con la higiene. Sécate bien después de duchar, especialmente entre los dedos de los pies. Usa calcetines de algodón y cámbialos a diario; los materiales sintéticos retienen la humedad y favorecen el crecimiento del hongo. En el gimnasio o la piscina, lleva sandalias para no compartir suelos mojados.

Si ya tienes una infección, el tratamiento más usado son las cremas antifúngicas de venta libre, como clotrimazol o miconazol. Aplica la crema según las indicaciones, normalmente dos veces al día durante al menos dos semanas, aunque los síntomas mejoren antes. En casos más extensos o recurrentes, el médico puede recetar pastillas como terbinafina o fluconazol.

Es importante seguir el tratamiento completo, aunque la picazón desaparezca. Detenerlo antes de tiempo permite que el hongo siga vivo y vuelva a crecer. Además, revisa la ropa interior y las toallas; lávalas a alta temperatura para eliminar cualquier esporas que pueda haber quedado.

Para personas con diabetes o inmunidad baja, las infecciones fúngicas pueden ser más frecuentes y más difíciles de curar. En estos casos, una visita al profesional de salud es esencial para obtener una terapia adecuada y evitar complicaciones.

En resumen, reconocer los síntomas a tiempo, mantener la piel seca y usar los tratamientos correctos son la clave para vencer las infecciones fúngicas. No dejes que un picor inoportuno se convierta en un problema mayor; con estos simples pasos puedes mantener la piel sana y libre de hongos.

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