Enzimas digestivas: la ayuda que tu estómago necesita

¿Alguna vez sientes que la comida se queda atrapada en el estómago o te da gases sin parar? Eso suele pasar cuando tu cuerpo no cuenta con suficiente ayuda para descomponer lo que comes. Las enzimas digestivas son esas pequeñas proteínas que hacen que los nutrientes se rompan en piezas pequeñas y puedan ser absorbidos. Sin ellas, la digestión se vuelve lenta y puedes experimentar molestias.

Funciones principales de las enzimas digestivas

Hay varios tipos de enzimas, y cada una se encarga de un macronutriente:

  • Amilasa: actúa sobre los carbohidratos, convirtiéndolos en azúcares simples.
  • Proteasa: corta las proteínas en aminoácidos.
  • Lipasa: descompone las grasas para que tu cuerpo pueda absorber los ácidos grasos.

Además, existen enzimas específicas como la lactasa, que ayuda a digerir la lactosa de la leche, y la pancreatina, una mezcla de amilasa, proteasa y lipasa que se usa cuando el páncreas no produce suficiente cantidad, como ocurre en la pancreatitis crónica.

Cuando falta alguna de estas enzimas, los síntomas pueden incluir gases, hinchazón, diarrea, cansancio después de comer o incluso dolor abdominal. Por eso, identificar la deficiencia es el primer paso para mejorar la digestión.

Cómo elegir y usar suplementos enzimáticos

Si sospechas que tus enzimas no están rindiendo bien, lo más seguro es acudir al médico o al farmacéutico. Ellos pueden recomendarte análisis de heces o pruebas de aliento que confirmen una deficiencia. Mientras tanto, hay algunos consejos prácticos que puedes seguir:

  1. Lee la etiqueta: busca productos que indiquen claramente la actividad en unidades internacionales (UI) de cada enzima. Un buen suplemento de lactasa suele contener entre 3.000 y 9.000 UI por cápsula.
  2. Toma la dosis con la comida: las enzimas actúan mejor cuando están presentes al mismo tiempo que los alimentos. No esperes a que termine la comida para tomarlas.
  3. Empieza con una dosis baja: si nunca has usado enzimas, prueba con la mitad de la dosis recomendada y observa cómo reacciona tu cuerpo.
  4. Ajusta según el tipo de alimento: para una comida rica en grasa, busca una fórmula con más lipasa; para una cena cargada de pasta, una mayor cantidad de amilasa será útil.
  5. Controla posibles interacciones: algunos medicamentos, como los inhibidores de la bomba de protones, pueden reducir la eficacia de las enzimas. Consulta siempre antes de combinar.

Recuerda que los suplementos no sustituyen una dieta equilibrada. Consumir suficiente fibra, proteínas magras y grasas saludables ayuda a que tus enzimas trabajen de forma natural. Además, evita comer en exceso y trata de masticar bien los alimentos; la digestión empieza en la boca.

En resumen, las enzimas digestivas son clave para que tu cuerpo aproveche los nutrientes sin sufrir incómodas molestias. Identificar una posible deficiencia, elegir el suplemento adecuado y usarlo en el momento correcto puede marcar una gran diferencia en tu bienestar diario. Si tienes dudas, habla con tu profesional de salud y descubre cuál es la mejor opción para ti.

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