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¿El nivel de vitamina D afecta la tolerancia a las estatinas?

¿El nivel de vitamina D afecta la tolerancia a las estatinas?

Calculadora de Nivel de Vitamina D

Si estás tomando una estatina y sientes dolor muscular, fatiga o debilidad, no estás solo. Aproximadamente 1 de cada 4 personas que empiezan a tomar estatinas dejan de hacerlo por estos síntomas. Y muchas veces, los médicos revisan una cosa que parece sencilla pero que puede tener un gran impacto: el nivel de vitamina D.

¿Qué tiene que ver la vitamina D con las estatinas?

La vitamina D no solo ayuda a los huesos. También juega un papel clave en la salud muscular. Cuando tus niveles están muy bajos -menos de 20 ng/mL-, puedes tener debilidad muscular sin saber por qué. Y si además tomas una estatina, ese dolor o cansancio puede empeorar. Algunos estudios han encontrado que hasta el 92% de los pacientes con niveles bajos de vitamina D y dolor muscular por estatinas mejoraron después de corregir la deficiencia.

Esto no es coincidencia. La vitamina D ayuda a regular la función de las fibras musculares. Cuando falta, los músculos no funcionan bien. Las estatinas, por su parte, pueden interferir con la producción de coenzima Q10, una sustancia que los músculos necesitan para generar energía. Juntas, ambas cosas pueden crear un efecto acumulativo: más debilidad, más dolor, más posibilidades de dejar la medicación.

¿Qué dicen los estudios?

Aquí es donde las cosas se complican. Entre 2009 y 2017, varios estudios observacionales mostraron que al corregir la deficiencia de vitamina D, muchos pacientes pudieron volver a tomar estatinas sin problemas. En uno de ellos, el 90% de los pacientes con niveles de vitamina D por debajo de 20 ng/mL pudieron tolerar una estatina después de suplementar. Otro estudio encontró que el 53% de quienes habían fallado con tres estatinas diferentes pudieron usar una nueva después de subir sus niveles por encima de 30 ng/mL.

Pero en 2022, llegó un estudio grande y riguroso: el subanálisis del ensayo VITAL, publicado en JAMA Cardiology. Este estudio incluyó a más de 2.000 personas, asignadas al azar a tomar 2.000 UI de vitamina D diarias o un placebo. Resultado: no hubo diferencia. El 31% de ambos grupos desarrolló dolores musculares. El 13% dejó la estatina en ambos grupos. No había beneficio claro.

Entonces, ¿qué creer? Los estudios observacionales sugieren que sí ayuda. El estudio aleatorio más grande hasta la fecha dice que no. La diferencia clave está en cómo se midió. Los estudios observacionales revisan historias clínicas: ves que alguien tenía dolor, bajó su vitamina D, la corrigió, y el dolor desapareció. Pero eso no prueba causalidad. Tal vez la persona mejoró porque se sintió mejor al saber que estaba haciendo algo, o porque cambió su dieta, o porque dejó de hacer ejercicio intenso. El estudio aleatorio controlado elimina esos sesgos. Y en ese escenario, la vitamina D no ayudó.

¿Qué estatinas son más fáciles de tolerar si tienes baja vitamina D?

Aunque la evidencia es contradictoria, algunos médicos siguen probando la suplementación. Y si lo hacen, no todos los tipos de estatinas funcionan igual. En el estudio de 2017, los pacientes que habían tenido mala tolerancia previa y luego corrigieron su vitamina D, mejoraron más con pravastatina (45% de tolerancia) y rosuvastatina (27%). Estas dos no se metabolizan tanto por el hígado, lo que podría explicar por qué causan menos efectos secundarios musculares.

Por otro lado, las estatinas como la atorvastatina y la simvastatina dependen más de las enzimas del hígado (CYP3A4), y la deficiencia de vitamina D puede afectar su metabolismo. Algunos expertos creen que esto aumenta el riesgo de toxicidad. Si ya has tenido problemas con una estatina, cambiar a pravastatina o rosuvastatina -especialmente después de corregir la vitamina D- puede ser una estrategia útil.

Persona con músculos debilitados a un lado, y la misma persona energizada con pastilla de vitamina D al otro.

¿Cuánta vitamina D se recomienda y cómo medirla?

Si tu médico sospecha que tu dolor muscular podría estar relacionado con la vitamina D, lo primero es hacer un análisis de sangre: 25-hidroxivitamina D. Los niveles normales suelen considerarse entre 30 y 50 ng/mL. La deficiencia se define como menos de 20 ng/mL. La insuficiencia está entre 20 y 29 ng/mL.

Si estás deficiente, la mayoría de los médicos recomiendan una carga inicial de 50.000 UI semanales durante 6-8 semanas, seguida de un mantenimiento de 800 a 2.000 UI diarias. Algunos estudios usaron exactamente 2.000 UI al día, como en el ensayo VITAL. No hay evidencia de que más de 4.000 UI diarias sea más eficaz, y en exceso puede ser tóxico.

Lo importante no es solo tomarla, sino verificar que sube. Vuelve a medir después de 3 meses. Si no subes, puede haber un problema de absorción (como enfermedad intestinal) o una dosis insuficiente.

¿Vale la pena probar la suplementación si tienes intolerancia a estatinas?

Aunque el estudio más grande no encontró beneficio, muchos médicos siguen recomendándolo. ¿Por qué? Porque en la práctica clínica, algunos pacientes mejoran. Y si no cuesta mucho, no tiene efectos secundarios graves, y puede ayudar a que alguien siga tomando una medicación que reduce su riesgo de infarto o accidente cerebrovascular en un 25-35%, ¿por qué no intentarlo?

La clave está en el contexto. Si tienes niveles muy bajos (<20 ng/mL) y has fallado con dos o más estatinas, probar la suplementación tiene sentido. Si tus niveles están entre 25 y 30 ng/mL, el beneficio es menos claro. Si ya estás en el rango normal, suplementar no te va a ayudar.

Además, hay un factor psicológico. Muchos pacientes se sienten más seguros cuando saben que están haciendo algo activo para resolver su problema. Si corregir la vitamina D les da esa sensación de control, pueden ser más fieles a la estatina, incluso si el efecto es parcialmente placebo. Y en medicina, el placebo real tiene valor.

Diagrama médico con dos caminos: uno oscuro por abandono de medicación, otro luminoso con suplementación y cambio de estatina.

¿Qué hacer si no mejoras?

Si tomas vitamina D durante 3 meses y sigues con dolor muscular, no es el problema. Es hora de considerar otras opciones:

  • Cambiar a una estatina de menor potencia o con menor riesgo muscular (pravastatina, rosuvastatina).
  • Reducir la dosis y tomarla solo 2 o 3 veces por semana.
  • Usar alternativas no estatinas, como ezetimiba, bempedoico ácido o las nuevas inyecciones de PCSK9 (evolocumab, alirocumab).
  • Revisar otros medicamentos que puedan interactuar (como ciertos antibióticos, antifúngicos o fibratos).

Lo más importante: no dejes la estatina sin hablar con tu médico. El riesgo de no tomarla -infarto, ictus, muerte- es mucho mayor que el riesgo de los efectos secundarios.

¿Y si no tomas estatinas? ¿Deberías suplementar igual?

La vitamina D es importante para todos. La deficiencia está relacionada con osteoporosis, inmunidad debilitada, fatiga crónica y hasta depresión. En España, más del 50% de la población adulta tiene niveles insuficientes, especialmente en invierno. No necesitas tener estatinas para merecer niveles adecuados de vitamina D.

Si vives en Alicante, tienes más sol que en otras partes de Europa, pero aún así, muchas personas pasan horas dentro de casa, usan protector solar todo el día o no salen al sol entre octubre y marzo. Tomar 800-1.000 UI diarias de vitamina D3 es una medida segura y económica para la salud general. No es un tratamiento para la intolerancia a estatinas, pero sí una buena práctica de salud pública.

Conclusión: ¿Importa la vitamina D para tolerar estatinas?

La ciencia no da una respuesta definitiva. Pero la práctica clínica sí tiene una respuesta práctica: verifica tu nivel de vitamina D si tienes dolor muscular con estatinas. Si está bajo, corrígelo. Si mejoras, sigue adelante. Si no, no pierdes nada, y puedes seguir buscando otras soluciones.

La vitamina D no es una píldora mágica que soluciona todo. Pero en algunos casos, es la pieza que faltaba para que una medicación esencial funcione. Y en medicina cardiovascular, donde cada día cuenta, eso puede marcar la diferencia entre vivir con seguridad o correr riesgos innecesarios.