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Infecciones fúngicas en embarazo y recién nacidos: riesgos, diagnóstico y tratamiento

Infecciones fúngicas en embarazo y recién nacidos: riesgos, diagnóstico y tratamiento

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Resumen rápido

  • Las infecciones fúngicas pueden causar complicaciones graves tanto para la madre como para el bebé.
  • La candidiasis es la más frecuente, pero Aspergilosis, Histoplasmosis y Criptococosis también pueden afectar al embarazo.
  • El diagnóstico temprano combina síntomas clínicos, pruebas de laboratorio y, en algunos casos, imágenes.
  • Los antifúngicos seguros en gestación son limitados; fluconazol y anfotericina B son los más usados bajo supervisión.
  • Prevención: higiene adecuada, control de factores de riesgo y seguimiento prenatal especializado.

Cuando una mujer embarazada contrae una infección fúngica es una invasión de hongos patógenos que afecta los tejidos maternos o la placenta, y puede transmitirse al feto, los riesgos no se limitan a la madre. El desarrollo fetal y la salud del recién nacido pueden verse comprometidos, provocando desde bajo peso al nacer hasta meningitis neonatal. En este artículo analizamos las especies más comunes, cómo se diagnostican, los tratamientos disponibles y las mejores prácticas de prevención.

Principales infecciones fúngicas en el embarazo

Los hongos que suelen causar problemas durante la gestación pertenecen a géneros bien conocidos:

  • Candidiasis infección por Candida albicans que se presenta en la vagina, boca y, en casos severos, en el torrente sanguíneo
  • Aspergilosis causada por Aspergillus fumigatus, afecta principalmente los pulmones y puede diseminarse a la placenta
  • Histoplasmosis provocada por Histoplasma capsulatum, se adquiere por inhalación de esporas y puede generar infección sistémica
  • Criptococosis producida por Cryptococcus neoformans, ataca el sistema nervioso central y se ha reportado en embarazadas inmunocomprometidas

Estas especies comparten la capacidad de cruzar la barrera placentaria o de transmitirse durante el parto, lo que explica los problemas neonatales que describiremos a continuación.

Cómo afecta a la madre y al feto

El sistema inmune es la defensa del organismo que, durante el embarazo, se modula para tolerar al feto sufre cambios que facilitan la proliferación de hongos. En la madre, las manifestaciones pueden ser leves (prurito, secreción vaginal) o graves (septicemia). Cuando el hongo invade la placenta órgano que conecta al feto con la madre, produce inflamación, disminuye el flujo de oxígeno y nutrientes, y puede provocar aborto espontáneo o parto prematuro.

En el recién nacido, los posibles escenarios son:

  • Prematurez: el hongo altera la maduración fetal, lo que lleva a nacimientos antes de la semana 37.
  • Infección neonatal sistémica: se presenta como meningitis, sepsis o pneumonía, con alta mortalidad si no se trata a tiempo.
  • Problemas cutáneos: micosis cutánea que puede complicar la termorregulación del bebé.
Equipo médico observa microscopio y máquinas para diagnosticar infección fúngica.

Diagnóstico: ¿qué pruebas son clave?

El diagnóstico temprano es esencial y combina varios instrumentos:

  1. Historia clínica y examen físico: identificación de síntomas como prurito vaginal, dolor torácico o fiebre persistente.
  2. Cultivo microbiológico: muestra de secreción vaginal, sangre o líquido amniótico para aislamiento del hongo.
  3. Pruebas serológicas: detección de anticuerpos específicos contra Histoplasma o Cryptococcus.
  4. Imagenología: radiografía de tórax o tomografía en casos sospechosos de aspergilosis pulmonar.
  5. PCR y métodos moleculares: amplificación de ADN fúngico para confirmar la especie rápidamente.

En muchos hospitales, la combinación de cultivo y PCR permite un diagnóstico en menos de 48h, lo que reduce significativamente la morbilidad.

Tratamiento: antifúngicos seguros en gestación

El desafío principal es elegir fármacos que eliminen el hongo sin dañar al feto. Los principales antifúngicos utilizados son:

Comparación de antifúngicos en embarazo
Fármaco Uso principal Vía de administración Seguridad en embarazo Efectos secundarios comunes
Fluconazol triazol que inhibe la síntesis del ergosterol Candidiasis sistémica y vaginal Oral Clase C (riesgo bajo en dos dosis, evitar en el primer trimestre) Dolor abdominal, náuseas
Anfotericina B polisacárido que se une a ergosterol y altera la membrana fúngica Infecciones graves (aspergilosis, histoplasmosis) Intravenosa Clase B (segura, pero monitorizar función renal) Fiebre, hipotensión, nefrotoxicidad
Voriconazol triazol de amplio espectro usado en aspergilosis invasiva Aspergilosis invasiva Oral / IV Clase D (no recomendado en embarazo) Alteraciones visuales, hepatotoxicidad

En la práctica clínica, la fluconazol es la primera opción para candidiasis leve‑moderada, mientras que la anfotericina B se reserva para infecciones invasivas o cuando el riesgo fetal es mayor que los posibles efectos renales maternos. El uso de voriconazol se evita salvo en situaciones extremas donde los beneficios superan los riesgos.

Bebé en incubadora recibiendo cuidados, madre con probióticos, ambiente limpio.

Prevención y manejo durante el embarazo

La clave para evitar complicaciones es la prevención activa:

  • Higiene íntima: lavar la zona genital con agua tibia, evitar duchas vaginales y productos perfumados.
  • Control de la diabetes: la hiperglucemia favorece el crecimiento de Candida.
  • Evitar exposición a ambientes con polvo de construcción o áreas con alta concentración de moho, que son focos de Aspergillus y Histoplasma.
  • Suplementación con probióticos (lactobacilos) que mantienen la flora vaginal equilibrada.
  • Revisión prenatal frecuente para detectar signos tempranos y solicitar pruebas microbiológicas si aparecen síntomas.

Si ya se ha diagnosticado una infección fúngica, el manejo multidisciplinario (obstetra, infectólogo y neonatólogo) garantiza que tanto la madre como el bebé reciban la terapia adecuada y el monitoreo necesario.

Impacto a largo plazo en el recién nacido

Los bebés que sobreviven a una infección neonatal fúngica pueden enfrentar secuelas:

  • Retraso neurocognitivo por meningitis críptica.
  • Problemas respiratorios persistentes si la aspergilosis afectó los pulmones.
  • Inmunodeficiencia condicional que requiere vigilancia de infecciones recurrentes.

Los seguimientos pediátricos deben incluir pruebas de desarrollo, imagenología pulmonar (cuando corresponda) y, en casos de meningitis, resonancia magnética de cerebro.

Preguntas frecuentes

¿Es seguro tomar fluconazol durante el primer trimestre?

El fluconazol de dosis única, usado para tratar candidiasis vaginal, se considera de bajo riesgo, pero muchos médicos prefieren evitarlo en el primer trimestre y recurrir a tratamientos tópicos o a la anfotericina B si la infección es grave.

¿Cómo saber si mi bebé está infectado al nacer?

Los signos incluyen dificultad para respirar, fiebre persistente, irritabilidad y erupciones cutáneas. Se deben realizar hemocultivos, pruebas de PCR en sangre y, si se sospecha meningitis, una punción lumbar.

¿Puedo prevenir la candidiasis gestacional con probióticos?

Diversos estudios indican que los lactobacilos pueden reducir la colonización de Candida, pero no eliminan totalmente el riesgo. Son un complemento útil junto a la higiene adecuada y el control glucémico.

¿Cuáles son los riesgos de la anfotericina B para la madre?

El principal riesgo es la nefrotoxicidad; por eso se monitoriza la creatinina y la diuresis durante el tratamiento. En la mayoría de los casos, los beneficios superan los posibles efectos secundarios.

¿Qué debo hacer si sospecho una infección fúngica pero estoy embarazada?

Contactar inmediatamente al obstetra. No iniciar automedicación. El médico solicitará pruebas específicas y, de confirmarse la infección, elegirá el antifúngico más seguro según la etapa del embarazo y la gravedad.

En definitiva, aunque las infecciones fúngicas embarazo son poco frecuentes, su potencial de daño justifica una atención especializada. Con diagnóstico precoz, tratamiento adecuado y medidas preventivas, la mayoría de las madres y sus bebés pueden superar estas amenazas sin secuelas a largo plazo.

1 comentario

Carlos Flores

Carlos Flores

Estimados lectores, el tema de las infecciones fúngicas durante el embarazo reviste una importancia capital; una condición que, si se ignora, puede desencadenar complicaciones graves tanto para la madre como para el recién nacido. Según la literatura médica, los factores de riesgo incluyen la diabetes gestacional, la exposición a ambientes con humedad y el uso de corticoides. Es fundamental que el diagnóstico se realice mediante pruebas microbiológicas precisas, pues la sintomatología suele ser inespecífica. El tratamiento antipróntico debe ajustarse a la fase gestacional, evitando fármacos teratogénicos. Por ello, se hace un llamado a los profesionales de la salud a vigilar de cerca a las pacientes embarazadas con antecedentes de infecciones fúngicas.

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