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Seguridad en la Medicación Geriátrica: Cómo Atender las Necesidades Reales de los Pacientes Mayores

Seguridad en la Medicación Geriátrica: Cómo Atender las Necesidades Reales de los Pacientes Mayores

Verificador de Medicamentos Geriátricos Peligrosos

¿Por qué la medicación en personas mayores es tan peligrosa?

Un adulto mayor de 70 años toma, en promedio, cinco medicamentos al día. Algunos lo hacen por prescripción, otros por costumbre, y muchos sin entender realmente por qué. Este escenario no es raro: es la realidad diaria de más de 58 millones de estadounidenses mayores de 65 años. Y lo peor no es la cantidad, sino lo que esos medicamentos pueden hacerle al cuerpo con el tiempo. Las personas mayores son un 91% más propensas a terminar en el hospital por efectos adversos de los fármacos. Un simple analgésico, un sedante o incluso una aspirina pueden desencadenar caídas, confusión, insuficiencia renal o sangrados internos. No es exageración: es estadística. Y lo que es peor, muchos de estos riesgos son evitables.

Los medicamentos que nunca deberían recetarse a adultos mayores

En 1991, la Sociedad Americana de Geriatría (AGS) creó los Criterios Beers, una lista de medicamentos que, por su riesgo elevado, no deben usarse en personas mayores, salvo en casos extremos. La versión más reciente, actualizada en 2023, identifica 139 medicamentos o clases de medicamentos peligrosos. Algunos son clásicos: los benzodiazepinas como el diazepam, que aumentan el riesgo de caídas y demencia. Otros son menos conocidos, como el tramadol, que ahora se considera riesgoso por su capacidad de causar niveles peligrosamente bajos de sodio en sangre, especialmente cuando se combina con diuréticos o antidepresivos. El ketorolaco, un antiinflamatorio común en urgencias, está prohibido en mayores de 65 años por su alto riesgo de úlceras y sangrado. Incluso la aspirina, que por años se recomendó para prevenir infartos, ahora se desaconseja para la prevención primaria en personas de 70 años o más, porque el riesgo de sangrado supera al beneficio en la mayoría de los casos.

¿Qué pasa cuando se recetan dos medicamentos del mismo tipo?

La Agencia de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) creó una medida específica en 2025: la Medida 238. Esta no solo mira qué medicamentos se recetan, sino cuántos de la misma clase se dan juntos. Por ejemplo, si un paciente recibe dos anticolinérgicos -como la oxibutinina y la diphenhydramine- para tratar problemas de vejiga y alergias, eso cuenta como un error grave. O si se le recetan dos opioides distintos, o dos benzodiazepinas. La lógica es simple: duplicar el efecto no duplica el beneficio, pero sí duplica el riesgo. Los hospitales que no cumplen con esta medida pierden dinero. Pero más allá de las multas, lo que realmente importa es que estos dobles tratamientos están directamente relacionados con confusión mental, estreñimiento severo, retención urinaria y caídas mortales.

Un farmacéutico y un médico revisan recetas, reemplazando medicamentos peligrosos por alternativas seguras.

La solución no es solo quitar medicamentos, sino reemplazarlos

En julio de 2025, la AGS lanzó algo nuevo: la Lista de Alternativas Beers. Esto cambia completamente el juego. Antes, los médicos sabían qué medicamentos evitar, pero no qué poner en su lugar. Ahora, tienen 47 opciones respaldadas por evidencia. Para el insomnio, en lugar de un benzodiazepínico, se recomienda terapia cognitivo-conductual para el insomnio (CBT-I). Para el dolor crónico, se prioriza el ejercicio, la fisioterapia o el paracetamol en dosis seguras, antes que los NSAIDs. Para la ansiedad, se sugiere la actividad física regular o la terapia, no los ansiolíticos. El 38% de estas alternativas ni siquiera son medicamentos. Es una revolución: ya no se trata solo de deprescripción, sino de reemplazo inteligente. Y los médicos lo necesitan: una encuesta de 2023 mostró que dos de cada tres no sabían qué alternativas usar cuando intentaban dejar de recetar un medicamento peligroso.

¿Por qué los sistemas electrónicos de historias clínicas fallan?

Imagina que entras a una sala de urgencias con dolor de espalda. El sistema de historias clínicas te alerta: "¡Cuidado! Este paciente tiene 72 años y está recibiendo tramadol. Riesgo de hiponatremia." Pero luego, al revisar su historial, ves que lleva tres años tomando tramadol sin problemas, con controles de sodio regulares, y que no toma otros medicamentos de riesgo. ¿Qué hace el médico? Lo ignora. Porque la alerta se activa para todos, incluso cuando no aplica. Eso se llama fatiga por alertas. En un estudio de 2025, el 65% de los médicos en hospitales con Epic ignoraban las alertas de los Criterios Beers porque eran demasiado generales. El problema no es la tecnología, es la falta de inteligencia. Las alertas deben adaptarse al contexto: la edad, las condiciones, los antecedentes, los controles previos. Sin eso, se convierten en ruido. Las mejores instituciones ya están ajustando los umbrales y permitiendo que los farmacéuticos geriátricos anulen las alertas cuando tienen sentido clínico.

Lo que realmente funciona: equipos multidisciplinarios

Los programas que reducen los efectos adversos no son los que usan más tecnología. Son los que tienen a un farmacéutico geriátrico sentado junto al médico, revisando cada receta. En el Mayo Clinic, un equipo compuesto por farmacéuticos, geriatras y médicos de urgencias logró reducir un 38% los medicamentos inapropiados en solo seis meses. En la Universidad de Alabama, redujeron las readmisiones por efectos adversos en un 22%. ¿Qué tienen en común? No solo usan los Criterios Beers. Tienen un proceso: revisan todas las medicaciones al ingreso, consultan con el paciente y la familia, identifican qué es realmente necesario, y proponen alternativas. El 42% de los pacientes logran dejar uno o más medicamentos peligrosos bajo este modelo. La clave no es el algoritmo, es la persona. Y eso requiere tiempo, capacitación y recursos. El 80% de los programas exitosos asignan al menos medio farmacéutico a tiempo completo por cada 20,000 visitas anuales a urgencias.

Una mujer mayor entrega una lista de medicamentos en una clínica rural, con un cartel de seguridad en la pared.

¿Qué pasa en las zonas rurales?

En los hospitales rurales, el problema es aún más grave. Solo el 31% tienen programas completos de seguridad en medicación geriátrica. No hay farmacéuticos especializados. No hay tiempo. No hay formación. Y sin embargo, son los que atienden a más personas mayores: el 40% de los adultos de 65 años o más viven en áreas rurales. La solución no es esperar a tener un equipo completo. Es usar herramientas simples: tarjetas de referencia rápidas como la STOPP/START, guías de conversación para hablar con los pacientes sobre dejar medicamentos, y protocolos impresos que cualquier enfermera puede seguir. El 89% de los hospitales que usaron estas herramientas en 2025 las calificaron como "muy útiles". No se necesita una tecnología de última generación. Se necesita voluntad, y un plan claro.

El futuro ya está aquí: lo que viene en 2026

En 2026, la CMS ampliará su Medida 238 para incluir no solo la prescripción de medicamentos peligrosos, sino también la deprescripción. Es decir, si un médico deja de recetar un medicamento riesgoso, eso contará como un logro positivo. Además, se agregarán 10 nuevos medicamentos a la lista de riesgo, incluyendo gabapentinoides (usados para dolor neuropático) y los inhibidores de la bomba de protones (como el omeprazol), que por años se dieron sin control y ahora se vinculan a infecciones, pérdida de masa ósea y deficiencia de vitamina B12. La AGS también está desarrollando estándares digitales para que las alertas de los Criterios Beers sean más inteligentes: que no aparezcan si el paciente ya ha estado en tratamiento estable, o si tiene una condición que justifica el uso. El objetivo: que las alertas ayuden, no molesten.

¿Qué puedes hacer si cuidas a un adulto mayor?

Si eres familiar o cuidador, no esperes a que el médico lo haga. Lleva una lista actualizada de todos los medicamentos -incluyendo suplementos, hierbas y medicamentos de venta libre- a cada cita. Pregunta: "¿Este medicamento sigue siendo necesario?". "¿Hay una alternativa más segura?". "¿Qué pasaría si lo dejamos de dar?". Muchos medicamentos se toman por años sin revisión. Un simple cambio puede evitar una caída, una hospitalización o incluso una muerte. No tienes que ser experto. Solo tienes que ser insistente.