Pruebas de Imagen: todo lo que necesitas saber en minutos
¿Te han pedido una radiografía, una resonancia o una ecografía y no sabes qué esperar? No estás solo. Las pruebas de imagen son la herramienta que los médicos usan para ver dentro del cuerpo sin cirugía. En esta guía te explico, sin rodeos, los tipos más comunes, cuándo se indican y cómo prepararte para que el estudio sea rápido y sin sorpresas.
Tipos de pruebas de imagen
Existen varias técnicas, cada una con su fortaleza. La radiografía es la más sencilla: con una pequeña dosis de rayos X se obtienen imágenes de huesos y pulmones. Es rápida, barata y útil para fracturas o neumonía.
La tomografía axial computarizada (TC) combina varios cortes de rayos X para crear una vista en 3D. Detecta hemorragias, tumores y problemas de órganos internos con gran detalle.
La resonancia magnética (RM) usa campos magnéticos y ondas de radio para producir imágenes de tejidos blandos, como cerebro, columna y articulaciones. No usa radiación, pero suele durar más y necesita que te quedes quieto.
La ecografía emplea ondas sonoras de alta frecuencia. Es la elección para embarazos, abdomen y vasos sanguíneos. No hay radiación y el equipo es portátil, lo que la hace muy cómoda.
Por último, la medicina nuclear (por ejemplo, PET) inyecta una sustancia radiactiva para observar el metabolismo de órganos y tumores. Es más especializada y se usa cuando se necesita información funcional.
Cómo prepararte para una prueba de imagen
La preparación varía según el estudio, pero hay reglas generales que siempre ayudan. Primero, sigue al pie de la letra las indicaciones de tu médico: ayuno, suspensión de ciertos medicamentos o hidratación pueden ser requeridos.
Si vas a hacer una resonancia, evita llevar objetos metálicos (joyas, relojes, ropa con cremalleras). La máquina es muy sensible al metal y puede interferir con las imágenes.
Para una tomografía o una radiografía con contraste, es posible que te pidan una llamada a tu alergólogo si tienes antecedentes de reacciones alérgicas. En caso de miedo a los espacios cerrados (claustrofobia), avisa al personal; suelen ofrecer gafas o incluso sedación ligera.
Usa ropa cómoda y sin pliegues. En muchos centros te cambian a una bata, pero si tienes que usar ropa personal, evita piezas con metal. Lleva contigo tu identificación y, si es necesario, la receta o la solicitud del médico.
Después del estudio, la mayoría de pruebas no requieren tiempo de recuperación. En casos con contraste, beba agua para ayudar a eliminar la sustancia del cuerpo.
Recuerda que la comunicación es clave: si sientes dolor, mareo o cualquier molestia, avisa al técnico. La calidad de la imagen depende de que estés tranquilo y bien preparado.
Con estos consejos ya tienes una visión clara de qué son las pruebas de imagen, cuándo se usan y cómo llegar listo. La próxima vez que te las recomienden, sabrás exactamente qué esperar y podrás sacarle el mayor provecho al diagnóstico.
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